Los BRICS
Dentro del grupo de los países emergentes,
los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) avanzan, aunque lo hacen de
forma desigual. Así, Rusia y Brasil crecerán más moderadamente en 2015 (0,5% y 1,4%
respectivamente), Sudáfrica superará a ambos (2,3%) y China continuará
creciendo como lo lleva haciendo en los últimos años, aunque en esta ocasión
disminuirá ligeramente su velocidad (7,1% previsto en 2015 frente al 7,4% de
2014). En esta ocasión la sorpresa es India, que crecerá más rápidamente y
acelerará el proceso de convergencia con China: el FMI prevé que la economía
india crezca un 6,4% en 2015.
América Latina
Para América Latina y el Caribe el FMI
espera que se produzca un aumento del PIB del 2,2% en 2015, pero este
crecimiento no será homogéneo. Algunos países tendrán importantes crecimientos
económicos, como podrá suceder en Panamá (6,4%), Perú (5,1%), Colombia (4,5%),
México (3,5%) o Chile (3,3%), mientras que otros continuarán con crecimientos
económicos negativos: es el caso de Argentina (-1,5%) y Venezuela (-1%).
Esta dualidad de comportamiento en América
Latina nos muestra, una vez más, que las economías se benefician cuando existe
un buen nivel de seguridad jurídica y se siguen políticas económicas ortodoxas.
No debemos olvidar que las buenas políticas y la mejora de las instituciones
son factores diferenciales a la hora de atraer capital extranjero y alcanzar
así tasas de crecimiento más altas. Además el aumento de la inversión, tanto extranjera
como nacional, favorece el avance de la tecnología y aporta nuevas habilidades
organizativas que impulsan una mayor eficiencia económica.
Por el contrario, en los países en los que
los gobiernos hacen malas políticas y hay inseguridad jurídica la inversión
empresarial se retrae y la competitividad sufre pérdidas significativas. No es
casualidad que en el Informe de Competitividad Mundial para el año 2015 del
World Economic Forum, Venezuela y Argentina ocupen las posiciones 131 y 104
respectivamente de un total de 144 países, es decir, su competitividad es muy
baja. Otros países latinoamericanos con una gestión de las políticas públicas
más adecuada han tenido mejores resultados en la clasificación como, por
ejemplo, Chile en la posición 33, México en la 61 o Perú en el puesto 66.
Estados
Unidos
Durante el próximo año la economía estadounidense volverá a ser uno de los motores del crecimiento económico mundial. Desde el año 2010 la economía de EEUU ha alcanzado tasas de crecimientos cada vez más altas. Y es, además, una de las pocas economías, junto con la española, en las que el FMI ha revisada al alza su tasa de crecimiento. El FMI, considera que EEUU crecerá un 2,2% este año (un 0,5% más que lo anunciado en verano) y un 3,1% en 2015. Este excelente comportamiento está permitiendo que el mercado laboral estadounidense sea en la actualidad uno los que tiene mejor comportamiento, con una tasa de paro del 5,9% en el mes de septiembre (frente al 11,5% de la zona del euro).
Europa
El FMI señala a la zona del euro como la única región del mundo con un 30% de probabilidad de entrar en deflación: lleva demasiado tiempo con un crecimiento de sus precios excesivamente bajo. Otro escenario que se está planteando es la posibilidad de que la salida de la crisis no haya llegado todavía. Ante esto el FMI expresa su preocupación sobre la entrada en una nueva recesión: le da una probabilidad del 38%. Si fuera así la zona del euro volvería a tener tasas de crecimiento del PIB negativas durante un periodo prolongado de tiempo. En definitiva, en esta ocasión las perspectivas para la zona del euro no son muy halagüeñas y la convierten en la región del mundo con un mayor riesgo de deflación y de recesión.
Esta situación vendría agravada porque las
malas previsiones económicas tienen el riesgo de que se autocumplan. Como
bien ha dicho Christine Lagarde, si las empresas esperan un crecimiento
económico muy bajo tendrán menos incentivos para aumentar su actividad,
especialmente las inversiones. Esto provocaría que las empresas no renovasen su
aparato productivo y perdiesen competitividad.
Renovación
de infraestructuras
La solución que da el FMI a este problema
es el aumento de la inversión pública. Para el Fondo este es un buen momento
para que Europa aumente el gasto en infraestructuras. La institución considera
que el sector público debe aprovechar el momento para invertir, ya que 1) los
tipos de interés son muy reducidos, por lo que la financiación es barata, 2) se
fortalecería la demanda interna lo que impulsaría la producción y el empleo, y
3) se solucionarían los problemas de oferta causados por infraestructuras
deficientes; es decir, el mayor gasto en carreteras, autopistas de peaje,
infraestructuras hidráulicas y ferrocarriles mejoraría la productividad.
En Alemania, la primera economía europea y
la cuarta del mundo, la producción industrial ha entrado en tasas de
crecimiento negativas y, dado el mal estado de sus infraestructuras,
necesitaría realizar obras públicas para mejorar su competitividad. Alemania no
tiene problemas de financiación, tiene una deuda muy baja y los tipos de
interés a los que se financia su sector público son prácticamente nulos. Esa
política de mejora de las infraestructuras daría más confianza a los inversores
y mostraría que se avanza en el camino de la construcción de una Europa más
fuerte.
Este mayor gasto también dinamizaría el
crecimiento económico por el efecto de los multiplicadores. El FMI ha estimado
que un aumento del 1% del gasto público en inversión pública podría aumentar el
PIB entre un 0,4% y un 1,5% en sólo cuatro años, siendo su impacto mayor en
aquellas economías que se encuentren más lejos de su tasa de crecimiento
potencial.
En conclusión, según las previsiones
del FMI la economía mundial crecerá más el año que viene que este año, lo que
puede favorecer y animar la actual fase de recuperación de la economía
española. Existen, sin embargo, riesgos. El más importante es el enfriamiento
de la economía europea: durante el segundo trimestre de este año el crecimiento
económico de la zona del euro fue nulo. Los indicadores económicos de Europa
para el tercer trimestre son también decepcionantes.
Para poder reactivar la economía europea
harían falta, junto con políticas monetarias y fiscales acertadas, como podría
ser la mejora de las infraestructuras, reformas estructurales (mercado laboral,
pensiones y redimensionamiento del sector público) especialmente en Francia e
Italia. Para poder crecer es preciso que la eurozona siga reduciendo los costes
laborales, sociales, financieros y fiscales que soportan sus empresas y que las
hace ser menos competitivas en los mercados internacionales. De ahí que Europa
deba seguir promocionando la cultura de la competencia. Sin reformas
estructurales la zona del euro puede seguir estancada durante años.
Fuente: Rafael Pampillón y Cristina M
de Haro PERSPECTIVAS ECONÓMICAS PARA EL AÑO 2015
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